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– La primera idea que se me ocurrió para esta historia fue el personaje de Mattius, el juglar. Durante un tiempo fue un personaje sin historia; escribí algún cuento para él, incluso aparecía en Retorno a la Isla Blanca, pero aún no era el Mattius de Finis Mundi. Tiempo despué se me ocurrió que podría hacerlo protagonista de una aventura medieval, e imaginé a Michel, un personaje que lo complementaría perfectamente porque ambos eran muy distintos. Tiempo después, en clase de historia, estudiamos el tema del terror del año 1000, y pensé: ¿qué habría pasado si, efectivamente, hubiese estado a punto de llegar el fin del mundo en el año mil, como temieron algunas personas entonces? Y decidí que ésa sería la aventura perfecta para Mattius y Michel.

– Este libro era mi novela número 14 (las trece anteriores no había conseguido publicarlas). Lo escribí con 20 años y lo envié al premio literario El Barco de Vapor, en el que llevaba un par de años participando, sin éxito. Como mis trece novelas anteriores no se habían publicado, no tenía muchas esperanzas… pero resultó que Finis Mundi ganó el premio aquel año y se convirtió, así, en mi primera novela publicada (las 13 anteriores siguen en el cajón, aunque algunas de ellas las he puesto en la web, en la sección Lecturas).

–La primera edición de este libro salió en tapa dura con ilustración de Pablo Torrecilla. La segunda edición ya la sacaron directamente en el Barco, en tapa blanda y a un precio económico. Pero no se esperaron a que se agotaran los ejemplares en tapa dura, sino que directamente los descatalogaron y procedieron a destruirlos. Todavía guardo en casa un par de cajas con los ejemplares que pude rescatar de aquella primera edición, pero si alguno de vosotros tiene uno, que sepáis que ya no se encuentran en ninguna parte. Durante ocho años el libro estuvo vendiéndose sólo en la edición en rústica de El Barco de Vapor, pero en 2008 volvieron a lanzarlo en tapa dura para conmemorar el 30º aniversario de la colección. Esta nueva edición en tapa dura tiene una portada muy diferente a la clásica que tanta gente conoce, la ilustrada por Pablo Torrecilla. Por eso aquellos ejemplares perdidos de la primera edición, en tapa dura y con la portada roja, siguen siendo únicos.

-La edición que se vende actualmente en la colección El Barco de Vapor tiene a los tres protagonistas en la cubierta, que ha sido ilustrada por Víctor García.

–El nombre del perro de Mattius, Sirius, es el de la estrella más brillante de la constelación del Can Mayor. Es decir, de la constelación del Perro. Por eso se lo puse.

–El título está en latín porque yo quería que pareciese sacado de uno de los pergaminos que lee Michel, que evidentemente están en latín. Pero lo eligió mi madre. Yo quería un título en latín y que hablara del fin de mundo. Así que ella me sugirió Finis Mundi y me pareció estupendo.

–Las frases en latín están sacadas de libros de historia que hablan del año 1000. Parece ser que en los siglos IX-X algunos obispos incluían en sus cartas frases como “Mundus senescit” (“el mundo envejece”), “Ruinis crescentibus” (“aumenta la desolación, la ruina”), “Mundi termino appropinquante” (“se acerca el fin del mundo”) y cosas así; estas son las frases elegidas para el comienzo de cada uno de los tres capítulos del libro.

– He estado en algunos de los sitios que se describen en la historia, pero no en todos. Conozco Santiago, Astorga y Mont Saint Michel, que es precioso, pero aún me queda por visitar el sur de Inglaterra, Aquisgrán o Amiens. ¡Algún día lo haré, seguro!

– Si alguien quiere saber más sobre los temas que trata el libro, os aconsejo los siguientes estudios históricos: Poesía juglaresca y juglares, de Ramón Menéndez Pidal, y El año mil, de Georges Duby; este último, especialmente, es muy ameno y no es difícil de encontrar, creo.

Finis Mundi quedó finalista del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil el año que se publicó. También obtuvo en 2005 la Placa de Plata El Barco de Vapor por haber alcanzado los 100.000 ejemplares vendidos.