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– Después de Memorias de Idhún me apetecía escribir un libro de fantasía más raro, en el que no hubiese ni magos ni dragones, algo un poco diferente… y así, poco a poco, fui perfilando la historia del viaje de Bipa. La idea de los etéreos y de la Emperatriz, la verdad es que no recuerdo de dónde surgió… ¡lo siento mucho! Lo que sí tenía claro era que las regiones por las que pasaría Bipa reflejarían los estados de la materia: sólido, líquido y gaseoso, hasta llegar a los Etéreos.

Por supuesto, no empecé a escribir esta historia inmediatamente. En octubre del 2006 salió publicado Panteón y tuve la gira de presentación, que me dejó poco tiempo para estar en casa. Sin embargo, yo ya iba a todas partes con una libreta donde iba anotando cosas y haciendo esquemas.

– En verano del 2006, ya con la historia en la cabeza, fui de viaje a Austria y vi cosas que me dieron ideas para completar la trama de la novela. Aquí tenéis varias fotos:

Las fotos no son mías, las he encontrado por Internet (en aquel momento no se me ocurrió fotografiar estos lugares), ¡Pero en serio que los vi y ya podéis imaginar qué saqué en claro de cada uno de ellos!

Por supuesto, con estas cosas no monté toda la historia. Fue necesario mucho más. Muchas veces me pregunta la gente cómo se me ocurren las historias… ¡pues algunas ideas vienen de cosas tan simples como éstas! Pero esto no basta: para crear una historia es necesario desarrollarla dentro, transformar todo lo que ves. Un puzzle no es sólo la suma de todas sus piezas; es también la manera en la que están combinadas. Así que no es tan sencillo responder a la pregunta “cómo se te ocurrió la idea”. Suelen ser un montón de ideas diferentes que hay que combinar para formar una historia…

-Por fin, en navidades del 2006, empecé a escribir el libro en pequeñas libretitas. Y en primavera del 2007 lo terminé. Decidí presentarlo a la editorial Alfaguara y… ¡aquí lo tenéis!

– El libro salió primero en una preciosa edición en tapa dura, pero con el tiempo llegaron a existir gran variedad de versones en todos los formatos y para todos los presupuestos: tapa dura, edición escolar, edición de bolsillo, ebook, edición para América Latina y edición ilustrada.

– Este libro no es el principio de una trilogía ni de una serie. Es un libro suelto e independiente y no tiene continuación.

– El título no siempre fue La emperatriz de los Etéreos. Al principio pensé en “La emperatriz del Reino Etéreo” o incluso en “La emperatriz del Mundo Etéreo”, pero me parecían muy largos y al final se quedó como está.

– El libro no tiene cita ni dedicatoria. No todos mis libros tienen dedicatoria, así que eso no es una novedad. Pero hasta ahora todos mis libros traían cita de Paulo Coelho. ¿Por qué éste no? Bueno, pues porque algún día tenía que dejar de citar siempre al mismo autor, ¿no? Estaba bien al principio, pero a la larga limita mucho a la hora de buscar una cita apropiada. Aprovecho este nuevo libro después de la trilogía de Idhún para romper con esa costumbre e inaugurar una nueva etapa. Estas cosas no hay que forzarlas; para próximos libros, si encuentro una cita apropiada, el libro llevará cita (no necesariamente de Paulo Coelho), y si no la encuentro, directamente no llevará. Lo que sí mantengo son los 14 capítulos. Hay costumbres difíciles de abandonar.

– También he puesto al final del libro la fecha en la que acabé de escribirlo. En este caso es algo puntual y no inaugura una nueva costumbre. En su momento me pareció necesario aclarar que es un libro que he escrito después de Memorias de Idhún. Los que no me conocen y no saben que suelo mantener un ritmo muy intenso de publicaciones pueden llegar a pensar que es un libro anterior que tenía guardado en un cajón, y no una nueva novela. Así no hay confusiones.

– Esta historia la escribí primero en libretitas. Estas son las libretas que utilicé. Al principio compré sólo tres, pero se me quedaron cortas ¡y luego tuve que ir buscando más del mismo juego!

– Teníamos dos opciones de portada: una ilustración y la idea del cristal de nieve. Cuando me enseñaron las dos en la editorial no fui capaz de elegir porque ambas eran preciosas, así que al final utilizamos… ¡las dos! En la edición en cartoné, el cristal de nieve aparece como portada y la ilustración, de Fernando Vicente, la podéis ver en el interior del libro, en las guardas. Es bonita, ¿verdad? También la hemos utilizado como cubierta para la edición en rústica.

-En 2015 salió publicada una nueva edición ilustrada en tapa dura con ilustraciones de Laura Wächter. La ilustración de cubierta de esta nueva edición, sin embargo, la realizó otro ilustrador para la edición en Brasil.