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– Cuando acabé La maldición del Maestro ya tenía muy claro que habría una tercera parte, aunque no sabía exactamente cuál sería la trama. Pensé en que no se desarrollase en la Torre, y acaricié por un tiempo la idea de ambientarla en el Reino de los Elfos (lo cual explica el curioso epílogo de La maldición del Maestro, que luego ya no tuve ocasión de cambiar). Pero no me convencía.

Sí sabía que debían suceder una serie de cosas en la tercera parte: debía resolverse el triángulo Jonás-Salamandra-Fenris; debía saberse qué había sido de Morderek; y, por encima de todo, debía poner fin a la historia de Dana y Kai, y encontrar algún tipo de salida a su relación imposible.

Por otro lado, mucha gente me preguntaba por qué Dana no volvía a la granja, así que ya supe que esta debía ser una parada obligatoria en algún momento del tercer libro. Así, pensando, se me ocurrió que Dana podía regresar a la granja en busca de algo que había permanecido allí durante siglos y eso incluiría la posibilidad de que Kai pudiera volver a ser como ella. Era una idea interesante.

Además, quería explotar más el curioso poder que tiene Dana como Kin-Shannay, y que en la segunda parte había pasado a ser más secundario. Y por último, tenía ganas de escribir una historia sobre una profecía que todo el mundo interpreta al revés. Todos estos elementos fueron piezas del puzzle de la trama de esta tercera parte. Luego hubo que encajarlos y llenar los huecos con otras ideas.

– Fue difícil escribir este libro porque en él aparecen todos los personajes de la primera y segunda partes y algunos nuevos (excepto uno, que no sale). Eran muchos, y requirió mucha atención por mi parte poder moverlos a todos por separado, de aquí para allá, atendiendo al mismo tiempo a lo que decía la profecía. Pero, como por suerte tenía muy claro este libro desde el principio (cosa que no sucedió con La maldición del Maestro), todo salió bien .

– El título que pensé originariamente para este libro fue La voz de los muertos; pero luego resultó que ya había otro libro que se llamaba así: La voz de los muertos, de Orson Scott Card, el segundo volumen de una popular serie de ciencia-ficción: la saga de Ender. Lo curioso es que el título original del libro era Speaker for the Dead, “El que habla por los muertos” o, como se llama a Ender en esta parte del libro, “El Portavoz de los Muertos”. Es decir, que si hubieran traducido el título literalmente, yo habría podido titular mi libro como La voz de los muertos. El título actual no está mal tampoco, pero no me gusta tanto (también tuve que cambiar la profecía: “Uno escuchará la llamada de los muertos”… en la primera versión era “Uno escuchará la voz de los muertos”).

– No fue difícil decidir si Salamandra se quedaba con Fenris o con Jonás, lo tenía claro desde el principio (aunque, por lo que he comprobado, muchos lectores tenían su propia versión de lo que iba a suceder; lo siento por los que apostaron por la persona equivocada).

– Me gusta mucho Fenris en esta parte. Regresa por fin a sus orígenes y se convierte en un personaje mucho más interesante.

– Durante un par de años y varias ediciones seguidas, La llamada de los muertos se publicó con una errata en plena portada. Aparecía como Crónicas de la Torre II, cuando en realidad era Crónicas de la Torre III, lo cual trajo consigo algunas confusiones en cuanto al orden de lectura. La errata se corrigió por fin en la 12ª edición.

-Este libro ha tenido varias cubiertas diferentes. La de la primera edición fue obra de José Luis Navarro, que ilustró todas las cubiertas de la serie cuando se publicaba en la colección El Navegante. Después, Marcelo Pérez se encargó de hacer la ilustración de portada de la edición especial en tapa dura; y la cubierta actual de la edición en tapa blanda está basada en la edición francesa, ilustrada por Jean-Sébastien Rossbach.

-Por otro lado, tanto la cubierta como las ilustraciones de la edición especial en tapa dura que se encuentra ahora en librerías son obra de María Dresden.